Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.
Cuando una novela comienza: “Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se enciende y arde.”, te imaginas, o te preguntas ¿Será una novela de ciencia ficción? ¿De qué irá esta novela? ¿A qué viene eso de saber la temperatura a la que arde el papel?
A medida que pasan las páginas te vas dando cuenta que es una novela de ciencia ficción, pero al mismo tiempo piensas que podría no ser ficción.
Unos bomberos que en lugar de apagar fuegos los provocan. Una sociedad que odia los libros. Unos ciudadanos que denuncian a sus vecinos, padres, esposos e hijos por poseer un libro.
No pude evitar pensar en la Alemania nazi. Creo que todos hemos visto imágenes, en películas, reportajes, documentales etc, donde se queman libros en las plazas. Incluso en una película de Indiana Jones aparece esa escena, y entonces te preguntas qué hubiera pasado si la guerra hubiera dado un vuelco.
La habilidad del autor (Ray Bradbury) para narrar una situación tan excepcional como la narrada en la novela, es magistral. La psicología para hacer que el lector odie (al principio) al protagonista, y cambie su sentimiento a todo lo contrario a lo largo en que se suceden las cosas, demuestra que la novela es una obra maestra.
Esta novela la he leído dos veces, una hace muchos años, y la segunda hace muy poco. Este hecho (releerla) me ha traído descubrimientos que había sido incapaz de darme cuenta en la primera vez que la leí (y eso que vi la película de 1966 después de la lectura, por cierto una película fiel a la novela).
El final (que no voy a desvelar), puede parecer que no es sorprendente, puesto que lo ocurrido con el personaje principal puedes llegar a adivinarlo, pero lo sorprendente de ese final no es cómo llegas a adivinarlo.
Hay una película en 1988, he de confesar que no la he visto, aunque sí he visto el trailer, y no llega ha atraerme.
Recomiendo leer la novela, abriendo la mente, como siempre hay que hacer cuando se lee una novela de ciencia ficción.
Feliz lectura.
